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Paysage Miró. El color i la seva ombra


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Joan Miró señaló que el tiempo no contaba en su obra y aseguraba pertenecer al presente. Efectivamente, su trayectoria podría narrarse a partir de una serie de círculos concéntricos y esta exposición en el Casal Solleric se concibe de ese modo, sin una referencia cronológica convencional, para enlazar ideas que muestran su importancia en el devenir de la pintura y la escultura en el siglo XX, así como revelar las relaciones que el artista establece entre ambas disciplinas. 

 

Joan Miró es un artista conceptual y así hay que entender su acercamiento a la pintura y la escultura. Su intención fue siempre transformar la mirada del espectador. Por eso pronto tratará de esquivar la rigidez tradicional de ambas disciplinas para perseguir la conceptualización de sus símbolos. Miró observa la realidad para destilarla y es por ello por lo que convierte a la mujer en signo, como sus esquemáticas estrellas y otros personajes. Pero esas referencias no siempre son visibles y esas figuras funcionan como interrogantes a los que agarrarse, dando sentido al convencimiento de que no tenemos ninguna posibilidad de aproximarnos al absoluto o de acceder al misterio, porque cualquier forma de acercamiento significa efectivamente un alejamiento. El campo de la imagen, de la escultura o del cuadro, se abisma y la revelación del sentido se torna imposible, como si algunos signos e imágenes creciesen hacia su extinción. Porque Miró configuró un alfabeto visual propio y lo ausente permite auscultar lo que se ve, darle sentido, provocar tensiones.

 

La exposición "El color y su sombra" forma parte de «Paysage Miró», un proyecto conjunto organizado con el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía y presentado en cuatro sedes emblemáticas del arte contemporáneo en Palma: la Llotja, Es Baluard Museu, Fundació Pilar i Joan Miró a Mallorca y Casal Solleric, un proyecto interinstitucional para el cual se ha contado con la colaboración de Successió Miró y Galeria Pelaires. Cada una de las cuatro instituciones ofrece su propia mirada y todas ellas componen un mismo paisaje. La presente selección incluye obras realizadas entre 1960 y 1981 procedentes de las colecciones del Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía de Madrid, la Fundació Pilar i Joan Miró a Mallorca y Es Baluard Museu.


Joan Miró comenzará a producir de manera sistemática sus esculturas de personajes enigmáticos a partir de los años sesenta. Por supuesto, su vocación tridimensional o interés por el volumen ya era patente décadas atrás, pero será entonces cuando Miró desborde su imaginación en sus esculturas de bronce fundido. Cualquier cosa o pretexto era bueno para desbordar la inspiración de Miró, que caminaba y encontraba cosas que iban conformando una colección que, a su vez, servirá para sus ensamblajes de objetos, siempre paradójicos y herederos de postulados dadaístas o surrealistas, pero también apegados a la tierra y al arte popular. Algo así como si el artista quisiese amontonar y petrificar las formas y los recuerdos, para conseguir que esos gestos humildes y efímeros se convirtiesen en definitivos a partir de su nuevo carácter totémico. En ellas juega con el peso, con el volumen, con el equilibrio y con lo impensable, como en su pintura, donde también revela un interés por lo anecdótico, por lo primitivo y en apariencia ingenuo.


En general, las esculturas de Joan Miró tienen mucho que ver con las pinturas más gráficas, aquellas en las que el soporte parece sin preparar, las más austeras, pero de gran belleza plástica, como se advierte en muchas de las pinturas expuestas en el Casal Solleric. Lejos de revelar el misterio, Miró lo expande para mantener al espectador en una encrucijada, entre lo que se interioriza y lo que sobrevive en la superficie, lo que queda entre paréntesis, el espacio como ausencia pura capaz de permitir todas las presencias.


La de Joan Miró es una pintura que nos carga de preguntas, tal vez porque se fragua en una realidad que nos conduce tanto al peso originario de las primeras pinturas rupestres −con esa lógica ancestral que resulta todavía más patente en sus esculturas−, como a cuestiones absolutamente contemporáneas que escrutan el ejercicio de la pintura y la escultura y que se pueden contar a través de su obra. Por un lado, la progresiva destrucción del espacio pictórico que nos muestra cómo la llegada a la abstracción no resulta programada, sino que es consecuencia de una lucha paulatina por la autonomía del arte respecto a su realidad exterior y del anhelo de los artistas por conseguir pintar las últimas pinturas posibles. Por otro, cómo consigue anunciar una pintura donde el tiempo se experimenta, una pintura que acabará renegando de sus márgenes. Y, por último, cómo su posicionamiento ante la pintura asume la condición conceptual de esta, independientemente de su condición figurativa o abstracta y de si se expresa desde el color o desde la forma.


Una de sus obsesiones en la escultura y la pintura fue tratar de engrandecer a la mujer, sus femme, que para Miró simbolizan la conexión con las raíces de la tierra, con lo que procura la vida. En la muestra del Casal Solleric son muchos y diversos los ejemplos. En algunas pinturas es una mancha negra y en las esculturas un volumen al que se le suman otros volúmenes. Porque, realmente, femme para Miró es una suerte de universo, como lo son las estrellas o los pájaros, o sus cabezas y personajes. Joan Miró mira por el retrovisor y destila siglos de historia del arte. Por eso es un artista radicalmente contemporáneo, y esta aseveración sobrevive independientemente de la década en la que haya sido o pueda ser realizada cada obra. Lo es si tenemos en cuenta cómo quiso «asesinar la pintura» pintando; o cómo consiguió llevar su universo a la escultura y cómo fue capaz de conjugar su obra con otros oficios y tradiciones artesanales…, los telares, los mosaicos, las artes gráficas, la cerámica.


Si en la pintura de Miró la narrativa se conjuga desde lo enigmático, donde la información se ofrece al tiempo que se repliega y lo próximo se combina con lo encriptado, en la escultura el espacio también se prolonga para que el espectador especule. Se entiende así la tendencia de su escultura a esquematizar y simplificar las formas, donde aflora su primitivismo. Al fin y al cabo, las ilustraciones primitivas son el inicio de la comunicación visual. Si en los símbolos geométricos abstractos podemos intuir una protoescritura, las pinturas de animales podrían leerse como pictogramas o como germen del arte pictórico y escultórico de Miró. El propio entorno de las cuevas propiciaba la esquematización, y si lo pensamos más gráficamente: todo lo que se interpone entre un fuego y una pared en la oscuridad se convierte en silueta. Por eso la escultura de Miró es sombra y la pintura es color. Esa simplificación se destila a modo de abstracción de la realidad representada, y esa suerte de sombra que ha seducido literalmente a tantos artistas contemporáneos está presente en un Miró que no era ajeno a los logros del arte prehistórico y acude una y otra vez a la tradición para iniciar su proceso de abstracción, que nunca llegará a ser una abstracción en sí misma. Porque en Miró lo ancestral y la cultura popular siempre emergen, también en la manera de implicarse con otros medios menos cualificados que la pintura y la escultura. Miró fue un artista capaz de engrandecer las pequeñas cosas.
 

 

Paysage Miró. El color i la seva ombra
Planta Noble / Casal Solleric
2 agosto - 9 noviembre 2025

Inauguración 1 de agosto, a las 19:30h

Comisarios: Carmen Fernández Aparicio, Antònia Maria Perelló, David Barro i Fernando Gómez de la Cuesta 

Coproducida con el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, el Museu Es Baluard y la Fundación Miró Mallorca

 

 

Joan Miró, Femme en transe par la fuite des étoiles filantes, 1969. Acrílico sobre lienzo, 195 x 130 cm. Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, Madrid. © Successió Miró, 2025. Fotografía: © Archivo Fotográfico Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía
Duración:

Desde el 2 agosto de 2025hasta el 9 noviembre de 2025

Días: Martes, Miércoles, Jueves, Viernes, Sábado, Domingo
Localidad: Palma
Lugar de celebración:

Planta Noble / Casal Solleric

Precio: Gratuito

Galería Multimedia

Fecha última modificación: 16 de julio de 2025